Los talleres de curtido han desaparecido prácticamente de Andalucía. Tradicionalmente suministraban la materia prima a una serie de oficios de gran importancia: zapateros, guarnicioneros, marroquineros, etc., pero la disminución de las artesanías del cuero y la importación de curtidos industriales los han hecho desaparecer.
El proceso tradicional de curtido era largo y laborioso ya que se requería un año y medio para un buen acabado, siendo los elementos principales el agua, la cal, la sal y las cortezas de tanino.
Las piezas de este taller proceden de la ciudad gaditana de Ubrique, donde se ha conservado una importante producción de marroquinería. Sin embargo, el curtido desapareció de esta población y hoy se surte de materias primas traídas del exterior.