El descubrimiento de la Tumba de Tutankamón en 1922 fue un evento muy significativo, cuya influencia se reflejó en artes decorativas, como en la Bailarina de Tebas. En ella podemos ver elementos que idealizan el lujo, el esplendor y la sensualidad del Antiguo Egipto, como el friso con jeroglíficos en su base o las serpientes que se entrelazan en sus muñecas mientras danza.
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