La Sagrada Familia aparece representada en un punto intermedio entre una rica arquitectura con decoración de tipo renacentista y una mesa que aparece en primer plano, sobre la que hay frutas (ciruelas, peras y uvas) y un recipiente cerámico con flores. Al fondo se abre un vano por el que podemos apreciar un bello celaje invadido por pájaros y ramas de árboles.
En ese espacio encontramos a la joven figura de María, ataviada con una diadema de perlas y con el velo recogido, que sostiene al Niño Jesús, a quien ofrece el pecho. La figura del anciano San José acariciando al niño aparece en segundo plano.