Primavera

Este lienzo forma parte de la serie de las Cuatro Estaciones, el conjunto más ambicioso y conocido de los que realizó Barrera. En cuanto a su composición, es patente la influencia de la pintura flamenca de fines del siglo XVI, de autores como Aertsen y Beuckelaert junto a la de los pintores italianos contemporáneos como Vicenzo Campi. No obstante, frente a la opulencia y desorden de las escenas de los flamencos, Barrera realiza presentaciones ordenadas que evocan por su estructura escalonada las últimas obras de Van del Hamen. La iluminación no es tenebrista, aunque modele con nitidez los volúmenes y predominan los fondos claros de los paisajes eminentemente decorativos.

La alegoría de la primavera responde a la tradición iconográfica de esta estación: una figura femenina Flora, coronada de flores y con sendos ramilletes de ellas en las manos. En la alacena escalonada que figura a su derecha se describe un abigarrado conjunto de alimentos usuales de la estación primaveral: carnes, pescados, frutas y verduras. Entre los vegetales hay espárragos, coliflores, alcachofas, zanahorias, puerros, habas, cerezas, manzanas, limones, etc. También se ven aves de caza como patos, tórtolas y palomas torcaces, así como conejos, una pierna de carnero y un cordero lechal. Aparecen pescados como la merluza, el salmón y el bacalao en salazón.

Al fondo de la escena se abre un paisaje en el que aparece un jardín reticulado con árboles y un palacio campestre que parece evocar al Palacio del Buen Retiro de Madrid donde el artista trabajó en tareas de decoración.