Panel de tres azulejos de cuerda seca plana con un texto que dice: "PROHIBIDO / BLASFEMAR". Sobre fondo azul oscuro letras en blanco.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y sobre todo durante el XX, el uso arquitectónico de la cerámica en Sevilla alcanza su punto culminante. La Exposición Iberoamericana de 1929 fue la oportunidad que aprovecharon arquitectos e industriales para demostrar las infinitas cualidades que ofrece este material. Firmas nacidas antes y después de esas fechas como los hermanos Jiménez, Soto y Tello, Mensaque, Rodríguez y Cía., Viuda de Gómez, Ramos Rejano, Mensaque y Soto, Lafita y un largo etcétera, contribuyeron a engrandecer esta industria artística sevillana que tanto ha participado en la formación de la imágen colorista, alegre, sensual y poco académica con que se identifica la arquitectura de la ciudad.
En el caso de este azulejo se ha utilizado para su decoración la cuerda seca plana, aunque en este caso el manganeso no se ha aplicado con pincel, como se solía hacer tradicionalmente, si no con una matriz, ya que se ha producido de manera industrial. Desde el siglo XIX, como consecuencia del movimiento historicista, se produce una recuperación de esta técnica que había prácticamente desaparecido desde mediados del siglo XVI.
Este azulejo estaría colocado en la fachada de alguna parroquia y es un ejemplo del gran uso que tuvo la azulejería sevillana, durante todo el siglo XX, como paneles publicitarios e informativos, sobre todo destinados a un uso exterior.