Azulejo con el escudo Borbón

Azulejo de propio representando el escudo de la casa de Borbón, rodeado del toisón de oro y enmarcado por una bordura lisa pintada. Se emplean, sobre fondo blanco, azul zafre, ocre, amarillo y negro.

Tras un periodo de importante decadencia del azulejo en la segunda mitad del siglo XVII, a lo largo del siglo XVIII renace con nuevos modelos iconográficos e innovaciones. Entre los usos más comunes de los azulejos planos pintados de esta época podemos destacar, además de su principal uso como zócalos, los azulejos de propio, los de señalización de barrios y calles y los de contrahuellas.

Los azulejos conocidos como "de propio" estaban destinados a marcar la propiedad de los inmuebles y por eso se colocaban en la fachada de los mismos. Los grandes propietarios, usualmente entidades de carácter religioso, cuando hacían inventario, encargaban un pedido completo de estos azulejos a un ceramista que repetía el emblema representativo de la institución o la divisa familiar, añadía a veces un corto texto y el número de propiendad que a cada casa correspondía en el protocolo de bienes inmuebles de la citada institución. Los ejemplares más numerosos datan de los siglos XVII y XVIII, aunque debieron hacerse igualmente antes y después de estas fechas.

Este azulejo muestra el escudo de Felipe V (1700-1759) que mantiene todos los elementos del anterior pero cambia el diseño y la distribución de los mismos: las armas de Flandes y Tirol aparecen ahora en cuarteles separados, en punta del escudo, en lugar de en el escusón en que figuraban anteriormente, y se añade un nuevo escusón central con los lises de la Casa de Borbón, con la bordura en gules, usada por los Duques de Anjou, y que permitió desde entonces distinguirse de los franceses. Sigue utilizando el Toisón de Oro (considerándose con derecho a ostentar la jefatura de la Orden y provocando la escisión en la misma) y añade a éste el de la Orden francesa del Espíritu Santo. El diseño de la corona se moderniza, adoptando la forma actual, de ocho florones (cinco vistos), y se reserva la de cuatro (tres vistos) para el príncipe de Asturias.

La pieza procede, como su número indica, de la casa número 83 de entre las propiedades urbanas de los Reales Alcázares de Sevilla.