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Azkargorta Zelaia, Ricardo1998

Universidad Pública de Navarra

Universidad Pública de Navarra
Pamplona, España

Sobre un fondo ocre cálido levemente texturado, que no cubre uniformemente la imprimación blanca del soporte, aparecen seis anchas franjas color azul cobalto, de amplia huella “rastrillada”. La calidez del fondo palpita bajo ellas; su frío color, su ligera materia y su forma vertical suavemente ondeante sugieren un fluyente curso de agua. Sobre ellas, unas doce manchas blancas levemente agrisadas –de casi etérea densidad– dejan, en ocasiones, transparentar la fluidez fría del azul; otras veces se funden con él; otras lo velan. Evocan girones de aire, hálitos de atmósfera.
Todas estas formas –posible imagen de elementos naturales– sostienen dos rígidas y racionalizadas estructuras rectangulares. Ambas, ligeramente desplazadas hacia la derecha respecto al eje de simetría vertical, se ordenan según la dirección de éste.
Las relaciones de tamaño entre los lados verticales y horizontales del cuadro nos da una proporción de 1’41, es decir, √2. Cabe preguntarse: ¿se utiliza este sistema para configurar las formas y ordenarlas en el espacio?
Algo de ello hay. En primer lugar, la proporción entre los lados mayor y menor del rectángulo superior nos da un resultado de 1’5, próximo a √2; por otro lado, si consideramos el “cuadrado básico de composición”, donde aquél se instala, observamos que la relación de tamaño entre los espacios vacíos situados por encima y por debajo muestra una proporción cercana a 1’4. El mismo hecho se constata al comparar la dimensión del espacio existente entre ambos rectángulos con la altura del inferior de ellos. También lo reencontramos al comparar esta última dimensión con la del espacio apreciable entre el lado superior de dicho rectángulo y el límite inferior del “cuadrado básico de composición”.
Ambos rectángulos están formalizados por segmentos blancos muy definidos. El superior se divide en dos mitades: la alta acoge cuatro segmentos horizontales que limitan cinco vacíos; en la baja, cinco segmentos verticales se instalan entre seis vacíos. El espacio existente entre el rectángulo inferior y el superior equivale a la mitad de éste, y la altura del rectángulo superior es el triple de la del inferior. En dicho rectángulo inferior sus cinco segmentos verticales y sus lados paralelos delimitan seis interespacios. En los dos rectángulos, las secuencias de “llenos” y “vacíos” se ordenan según las relaciones 1/1, 1/2, 1/3.
Tanto estas relaciones como las proporciones descubiertas, del mismo modo que la formalización plástica de las imágenes, no parecen casuales, sino hijas de una voluntad consciente: la de simbolizar la coexistencia de dos realidades, una racional, otra orgánica. ¿Metáfora de cómo la interacción de los elementos básicos de la naturaleza sostiene las construcciones intelectuales del hombre?
El ocre rojo, tierra nutricia y fuego regenerador; el azul, agua fecunda; las manchas blancas, hálito creador... Todo ello sostiene, en esta obra, la geometría rectangular. Esto es: las construcciones intelectuales del hombre, su artificialidad cultural, se sobreponen a aquélla.
Javier Suescun Molina.

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  • Título: Sin título
  • Creador: Azkargorta Zelaia, Ricardo
  • Lugar de nacimiento del creador: Bergara, España
  • Fecha: 1998
  • Dimensiones físicas: 65 x 92 cm
  • Origen: Donación
  • Tipo: Pintura
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