A últimas fechas se ha ampliado el espectro creativo de Chapman con la apreciación de naturalezas muertas de flora mexicana, escenas costumbristas con campesinos en lugares de la tradición nacional como lo son las pulquerías, y la pintura de tipos populares como «vaqueros» o «charros» que fuman un cigarro, y se inscriben en el sentimiento romántico de representar el entorno con un fuerte interés en lo que consideraba «exótico».
Museo Soumaya.Fundación Carlos Slim resguarda un fondo de paisajes del autor. Famoso de su pincel es Valle de México desde la Hacienda de los Morales.
Los terrenos de la Hacienda de los Morales pertenecieron a la encomienda de Hernán Cortés. Hacia 1526 fueron el regalo del conquistador para doña Isabel, primogénita de Moctecuhzoma (Moctezuma), antepenúltimo tlatoani mexica.
En 1539, el español Francisco Gudiel Barbero pagó 20 pesos de oro por un pedazo de tierra a manera de «dicho paño» por el rumbo de Ximilpa. En 1540 se plantaron moreras, cultivo virreinal prohibido, para alimentar a las larvas del gusano de seda. Con el paso del tiempo formaron el bosque de Los Morales. Ese mismo año, don Lorenzo de Tejeda adquirió las tierras de Ximilpa para el cultivo de granos y cría de ganado. Construyó además la importante zanja o acueducto de Los Morales, del que aún da cuenta en el siglo XIX el propio Chapman.
El pintor realiza varios cuadros en donde la Hacienda de los Morales ofrece la perspectiva del valle más importante del país. En éste acentúa una traza horizontal de referencia de una mancha blanquísima que representa la Ciudad de México, y una cordillera en tonos azules y violáceos coronados por el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Una espléndida representación del río compite con la minucia y generosidad plástica y emotiva que otorga el norteamericano a los pobladores. El verde vivo contrasta con el tono café pálido de la tierra. Chapman sólo retrató una pequeña parte de la hacienda, aquella que a la muerte de Eduardo Cuevas Rubio, en 1920, en su testamento sería denominada fracción IV. Chapman sólo pintó una pequeña parte de la hacienda, que a la muerte de Eduardo Cuevas
Rubio en 1920, en su testamento formaría la fracción IV del terreno. Hoy, aquellos lares, donde las mujeres lavaban la ropa y un chinaco a caballo galante las observa, tras décadas de ser zona industrial, desde 2011 forman parte de Plaza Carso; un amplio proyecto de conversión y revitalización urbana, donde Museo Soumaya levantó su segunda sede.