El artista francés Jean-Baptiste Lallemand era hijo de un sastre de Dijon, quien le enseñó el oficio desde muy temprana edad. En 1745 entró como agremiado a la Academia de San Lucas y dos años más tarde estableció su residencia en Roma. Ahí mantuvo contacto permanente con otros artistas de su generación como Etienne Parrocel, Jean Barbault y el célebre maestro Claude-Joseph Vernet, protegido de Madame du Barry, la favorita de Luis XV. De aquella época datan sus pinturas –hoy perdidas– en el Palazzo Corsini, y varios paisajes que decoran las estancias del Palacio del Quirinal.
Gran conocedor y admirador del género de vedute, Lallemand regresó a Francia en 1761 y estuvo una temporada en Lyon para trabajar en las vistas rurales del Castillo de Mont d’Or. En 1770 volvió a Dijon con la solicitud de realizar numerosos dibujos de paisaje que se publicaron en Viaje pintoresco por Francia, el cual apareció en 12 volúmenes entre 1781 y 1796. En esta obra, está la representación de un paisaje con fuerte aliento fantástico combinado con elementos realistas. El muelle tiene por elemento principal una recia forma arquitectónica, lo que es casi un arco del triunfo que se encuentra abandonado a una vegetación que, ávida, cubre la parte alta del medio punto almohadillado. La edificación da marco a la torre que a lo lejos comparte espacio con otras construcciones menores.