Este término hace referencia a la afiliación informal de varios artistas que trabajaron en París entre los años veinte y cincuenta. El crítico André Warnod lo usó por primera vez en Comoedia a principios de los años veinte para referirse a los artistas que no eran franceses, pero se habían establecido en París y habían desarrollado parte de su obra allí durante algunos años. Muchos de ellos vivían en Montmartre o Montparnasse, y entre ellos había artistas de Europa del Este o de origen judío. Desde 1900, varios artistas importantes llegaron a la capital atraídos por la reputación que había adquirido como el centro internacional más indispensable; entre ellos, desde España, Picasso, Gris y Miró; desde Rusia o Lituania, Chagall, Soutine y Lipchitz; desde Rumanía, Brancusi y desde Italia, Modigliani. La importancia de los artistas judíos en París y de las influencias artísticas extranjeras empezaron a causar un resentimiento intenso generalizado a partir de 1925 y dio lugar a que los extranjeros fueran calificados como “École de Paris” en contraposición a los artistas nacidos en Francia, como André Derain y André Dunoyer de Segonzac, a quienes se les consideraba los defensores de la pureza y continuidad de la tradición francesa. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, se rechazaron las posturas nacionalistas y antisemitas, y este término adquirió un uso general para denominar tanto a artistas franceses como extranjeros que trabajaban en París.