Crónica de un instante: sección oscura (noche)

La serie está conformada por 22 cuadros de igual número de pintores mexicanos, en recuerdo del célebre autor de la novela Rayuela.

Rayuela significó un impacto literario y rompió paradigmas sobre la manera de abordar la lectura, ya que puede iniciarse desde cualquier parte.

El dibujo al carbón de la colección del MUSA fue uno de los primeros trabajos que dieron origen a esta serie que muestra imágenes perturbadoras de seres humanos que padecen del abandono social.

Exiliados del imperio de la razón, retrata uno de estos seres que viven abandonados en su propio mundo al que sólo lo acompaña un perro callejero que aparenta el mismo estado de indefensión.

Más que un rostro parece la máscara de la tragedia representada en una imagen exaltada que busca transmitir un estado anímico y no el aspecto de las facciones.

Asimismo, en la monotipia, un rostro aprisionado con expresión dramática, sobrepasa el enrejado que lo constriñe.

Una pieza que está dividida a manera de tríptico medieval, con un cuadro central y dos calles laterales, donde los protagonistas aparentes son las cosas, aunque muestran el mundo de quien las posee.

Varias prendas de ropa, un lápiz, unos libros, pinzas y clavos, la punta de un sacacorchos, expresan un mensaje que encierra otro, que no aparece, pero queda sugerido en el cuadro.

El cuadro Recuerdos familiares resume el terror que provoca el recuerdo de algo inexpresable. La sensación fugaz que cruza por la memoria sin que la razón la pueda registrar con precisión.

Evocaciones volátiles que encuentran salida en el lienzo. Un hombre que lleva una argolla matrimonial, observa con expresión malévola gravitar en el espacio restos de comida y varios utensilios.

La figura del personaje apenas se vislumbra por el efecto del cigarrillo encendido, otorgando al ambiente un tono de intimidad. El color se ve reducido a una gama de azules.

Cuatro pequeños ángulos rojos situados en cada una de las esquinas del cuadro, sugieren la presencia de un testigo que toma la escena a través de una cámara fotográfica o de vídeo.

Los contrastes de luces y sombras permiten vislumbrar en el interior de una habitación sencilla y sin adornos una cama, con lo cual se destaca la estrechez del espacio.

Con lo anterior, el autor logra hacer del cuadro una metáfora que habla de las limitaciones de su habitante, cuya angustia se adivina entre las sábanas desarregladas.

La obra Sol de la tarde muestra tres personajes colocados en planos diferentes, en dos escenas simultáneas separadas por áreas de color.

El amarillo del fondo hace resaltar el momento de luz de la tarde y respalda la presencia de dos hombres que representan la escena callejera de un asalto.

En esta obra se refleja el color aplicado en gruesas capas, con algunos destellos de rojo, haciendo resaltar la fluidez del dibujo sobre las grandes superficies de sus lienzos.

Se pone ante el espectador la visión parcial de un rostro, donde la atención está centrada en la mueca tensa de los labios y la punta sangrante del lápiz que aparece entre los dientes.

El pequeño dibujo a lápiz muestra las finas calidades del dibujo de las que se vale el artista para interpretar una visión exaltada de la realidad.

Toda su anatomía parece soportar una tensión contenida, en donde sólo las manos denotan un movimiento, sugerido por la repetición de las líneas que se reflejan como un eco de menor intensidad.