Antojitos Ruth

Judith Cortés Ruiz Osorio y su esposo Sigifrido Quiroz Rojas tienen más de 18 años compartiendo historias en torno a la comida tradicional de Tepoztlán que ofrecen gustosos a los visitantes del Mercado de la cabecera municipal de este Pueblo Mágico, ubicado en Morelos, México.  

La mayor parte de su vida la viven en el local denominado “Antojitos Ruth”, donde son testigos de muchas anécdotas día a día al atender a los comensales que llegan con mucha hambre de disfrutar  un tradicional itacate o una quesadilla con algún guisado especial.  

“Es un orgullo que vengan a comer nuestra comida, los itacates, que es lo principal, lo típico de Tepoztlán."

"El itacate de antes, de nuestros abuelos y bisabuelos, nos contaban que era el alimento que se llevaban al campo, pero antes se comían con chiles gallos, chiles asados que le ponían cebolla, limón y sal, y con eso lo comían”, explicó Judith.  

Indicó que su mamá le enseñó a hacer los itacates, que se realizan con masa payanada, manteca, queso y sal. 

Se bate como si fuera masa para tamal y se van haciendo a mano en forma de triángulo.  

“El itacate no lo hay en otros lados más que en Tepoztlan. Es lo típico de acá".

"Hay unos que prueban uno y se comen dos, tres, porque les gusta y se llevan ahora sí que para recalentarlos y volverlos a comer en su casa”.  

Uno de los principales atractivos de "Antojitos Judith" es que ofrece una variedad de 20 tipos de salsas para acompañar los itacates y las quesadillas, entre ellas de piña, cacahuate, habanero, ajonjolí, tamarindo, roja, verde, pasilla, arándano, nuez, cebollitas, zanahoria, maracuyá, entre otras.

Para Judith y su esposo la comida que ofrecen es su principal fuente de ingresos económicos y les resulta grato el hecho de que los visiten extranjeros de todas partes: franceses, estadounidenses, chinos, europeos, rusos, quienes siempre se van contentos al probar sus antojitos, aunque también muchas veces se sorprenden con la comida de los mexicanos, como los chapulines y el huitlacoche.    

“Los chapulines los ven y luego no los quieren comer, y los prueban y sí les gustan, aunque también hay a quienes no, como todo. O al huitlacoche que dicen que en otras partes no lo come y vienen aquí y les gusta”.  

Una vez que terminan su jornada de trabajo en el puesto de comida, Judith y su esposo disfrutan de dar paseos caminando en el pueblo, principalmente cerca de las cascadas. 

Disfrutan mucho su tiempo juntos, ya sea que estén unidos por la comida, por las pláticas y por sus andanzas por el bello pueblo de Tepoztlán.