Monasterio de Sobrado dos Monxes

Aunque no lo parezca, esta masa de agua es artificial: la crearon los monjes del Císter en el siglo XVI para el aprovechamiento de un cenobio (lugar de retiro de los monjes) que, en aquel momento, vivía una época de gran esplendor.

Ese cenobio es el asombroso monasterio de Santa María de Sobrado, uno de los espacios monumentales más destacados del Camino de Santiago y el enclave arquitectónico más espectacular del Camino del Norte.

Desde que nos acercamos al colosal edificio, que surge como una aparición mágica en medio de la naturaleza, somos conscientes del poder que tuvo que tener la comunidad monástica para llegar a desarrollar un complejo arquitectónico de semejante escala lejos de las principales ciudades gallegas.

Fundado originalmente hacia el siglo X, en 1142 fue recuperado por una comunidad de monjes cistercienses, convirtiéndose en el primer centro de la orden del Císter en España.

...y la elegante sala capitular, espacio de reunión del gobierno del monasterio que, con su pureza de líneas, es un ejemplo paradigmático de la arquitectura cisterciense.

En el año 1498 Sobrado se incorporó a la Congregación de Castilla. Comenzó entonces una época de esplendor, en la que se renovaron la mayoría de los espacios monásticos en una escala más monumental y con estilos más modernos.

Es el caso de la sacristía renacentista, una de las más espectaculares de España. Aunque ha perdido su lujoso mobiliario litúrgico original, su gran tamaño, más apropiado para una catedral, todavía da testimonio de la riqueza de los monjes de Sobrado. 

Las estancias de este monasterio fueron durante siglos tan capaces y lujosas que los nuevos arzobispos de Santiago, antes de tomar posesión del cargo, se alojaban en este edificio con todo su séquito. Debían aguardar la autorización del cabildo compostelano, que ejercía la autoridad en la ciudad de Compostela en periodos de sede vacante, para entrar en la ciudad.

Los peregrinos y peregrinas reciben un recordatorio de esa grandeza pasada al llegar a Sobrado y contemplar la elaborada fachada de su iglesia.  Este frontal barroco es solo comparable en Galicia con las fachadas de Lourenzá y con la de la propia catedral de Santiago, y es un anticipo de lo que nos espera en su interior.

Toda esa riqueza atesorada durante siglos tuvo un final dramático. La Desamortización de Mendizábal (1834) provocó el abandono del edificio. Carente de uso, el que había sido uno de los monasterios más ricos del Reino cayó en ruina y sufrió el saqueo prácticamente total de sus tesoros artísticos, hoy desaparecidos.

A mediados del siglo XX se inició su recuperación, que se aceleró cuando en 1966 una comunidad cisterciense volvió a instalarse en el monasterio. Comenzó entonces el más reciente rejuvenecimiento del conjunto monumental.