Guerra y Paz

Regalos del Gobierno Brasileño a la sede de la ONU, en Nueva York, los paneles “Guerra y Paz” fueron encomendados hacia final del año 1952 al pintor.

Contrariando las recomendaciones médicas, prohibido de pintar por síntomas de intoxicación por las tintas, Portinari aceptó la invitación. En el auditorio de los estudios de la TV Tupí, durante 4 años, trabajó con ahínco en la confección de 180 estudios, esbozos y maquetas para los murales.

Encomienda entregada. Pero nadie había visto los paneles aún en su plenitud, ni siquiera el propio artista. Fue entonces que comenzó un movimiento de opinión pública, y un grupo de artistas e intelectuales apeló al Itamaraty (sede de la Diplomacia brasileña) para que los paneles fueran expuestos en Brasil antes del embarque hacia los Estados Unidos, para que le fuera dada una chance al público brasileño de verlos, por primera y última vez.

“No es de extrañar que a las 11 horas de la noche de la inauguración, Portinari haya perdido la voz”, escribió Mario Barata sobre la exposición de “Guerra y Paz” en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, en 1956. “La vibración de los amigos, conocidos y desconocidos llegó al pintor. Y la voz del autor de los paneles, emocionada, bajó el tono, se redujo a un hilo, enmudeció. Portinari estaba viendo el mayor triunfo de su vida, inédito en los últimos 80 años de la historia de Occidente.

Nunca, en el arte moderno del mundo entero, un pintor vio sus obras sustituir a los acordes de Wagner y Verdi, a la fantasía de los ballets de Chopin, a la majestad de las orquestas sinfónicas. Por primera vez en el siglo XX, el teatro más grande de una ciudad se transforma en templo de la pintura ...

...Grupos de estudiantes, operarios, jóvenes, viejos, personas vestidas con ropas simples, una gran masa que se renovaba continuamente, durante todo el día y bien entrada la noche, llenó el Teatro Municipal los pocos días de exposición. Todos los diarios le otorgaron un amplio espacio al acontecimiento. La Imprensa Popular abrió con el titular: “El pueblo llenó el Municipal para ver los paneles de Portinari”. Y registró como subtítulo: “Nunca vi una cosa así, dijo el portero que distribuía los folletos en la entrada...

...era extraña y devota aquella pequeña multitud de bultos negros, asombrados, de pie, inmóviles, absortos, magnetizados, enfrente a la doble llama que llenaba todo el campo visual (…)

El deslumbramiento inicial de la visión todavía me habita, y no sé de otras palabras con las cuales hablarles de la exposición de ‘Guerra y Paz’ en el Teatro Muncipal.”

Carlos Drummond de Andrade, 1956

Inmediatamente después de desmontada la exposición, los paneles fueron enviados a la ONU.

Sin embargo, solo el 6 de septiembre de 1957, después de que dos enormes cajones conteniendo la obra se quedaran en el sótano de la institución durante un año y seis meses, “Guerra y Paz” fue finalmente donado a la ONU en ceremonia oficial.

Debido al compromiso de Portinari con el Partido Comunista, el pintor no fue invitado a comparecer a la ceremonia, siendo representado por el jefe de la delegación brasileña en la Organización, el embajador Cyro de Freitas-Valle, que afirma: “Con pesar no lo veo entre nosotros”. Y agrega: “Deseo resaltar un punto: Brasil está ofreciendo hoy a las Naciones Unidas lo que cree ser lo mejor que tiene para dar”.

“Sea por dimensión, o por la grandeza de la pintura, esos dos paneles de Portinari que decoran el zaguán de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidos, en Nueva York, desde 1956, pueden ser considerados entre los principales ejemplos de la pintura universal de sentimiento comunitario del corriente siglo.”

Clarival do Prado Valladares

“Si tales pinturas no se graban para el resto de nuestra vida en el lienzo interior, es porque no merecíamos haberlas visto. Usando el lenguaje de la Obra de arte, que es una alegría perfecta incluso cuando nos expone al llanto y a la soledad mortuoria, Portinari nos dice: Mire, vea bien, penetre el fondo de estas imágenes y elija.”

Carlos Drummond de Andrade, 1956.