El faraón borrado de la historia

Cuando los arqueólogos encontraron este busto en las arenas del norte de África en el siglo XIX, nadie sabía quién era. Pues bien, se trata del faraón Akenatón, y casi todas las pruebas de él, de su esposa Nefertiti y de la religión monoteísta que introdujeron en el Antiguo Egipto fueron deliberadamente borradas de la historia.

Alrededor del año 1350 a. C., Amenhotep IV decidió que todos los dioses egipcios eran una gran mentira, todos excepto uno, el dios del Sol: Atón. El faraón levantó una nueva capital en su honor en pleno desierto, 320 kilómetros al sur de El Cairo, y cambió su nombre a Akenatón («de gran utilidad para Atón»).

Supuestamente, es el ejemplo más temprano de monoteísmo del que se tiene constancia. Nadie sabía quién era, hasta que empezaron las excavaciones de su ciudad perdida. Aquí, se exhumaron inscripciones y estatuas increíbles, incluidos los bustos del propio Akenatón...

… el famoso busto de Nefertiti...

… y este retablo de una casa, donde se ve a Akenatón con la reina Nefertiti y sus tres hijas mayores bajo el disco solar de Atón. Todo parece indicar que fue una figura muy conocida cuyo gobierno y poder no fueron cuestionados. Y, sin embargo, solo cincuenta años después de su muerte, su nombre había desaparecido de las listas reales y sus edificios habían sido arrasados...

Pero ¿por qué? ¿QUIÉN FUE? ¿Un faraón visionario que fundó la primera sociedad monoteísta? ¿O fue, acaso, una víctima de la endogamia real con un tipo de epilepsia que le provocaba visiones y delirios religiosos?

Akenatón sigue siendo un misterio.