AGROPARQUE ESPERANZA Y LAS BEBIDAS DE MANZANA

En el Municipio de Esperanza, Puebla, un entorno natural y custodiado por el coloso volcán Citlaltépetl, llamado también Pico de Orizaba, nace Agroparque Esperanza. Un lugar ideal como zona productiva de manzana, por sus más de 700 horas de frío al año, que asemeja al  clima de Asturias, España.

A Puebla, en 1532, se le otorgó el título de Ciudad de los Ángeles. Los primeros pobladores recibieron tierras a perpetuidad, granos para la siembra y otras ayudas. Los vestigios de las plantaciones de manzana en México, se documentan desde la fundación de Puebla, cuando los Hermanos de la Orden Franciscana, plantaron las primeras semillas e injertos de manzanos en Huejotzingo.

Agroparque Esperanza cuenta con más de 150,000 árboles de manzana en los agroclúster de Esperanza, Guadalupe Victoria, San Andrés y Tlachichuca, en el Estado de Puebla. También, se cultiva fresa, frambuesa y zarzamora en un área de 205 hectáreas, en macro y micro túneles.

La fabricación de la sidra constituye una parte del patrimonio cultural y económico del Estado de Puebla, Municipios como Huejotzingo, Cholula y Zacatlán, cuentan ya con una larga tradición. Esperanza en 2006, se integra a esta práctica, el impacto que ha tenido en la población ha sido aumento del bienestar familiar de sus habitantes. Para la sostenibilidad del proyecto, el agua de lluvia se capta en cisternas para el riego de los cultivos.

Las bebidas derivadas de la manzana y de los frutos rojos como jugos, refrescos, sidras y destilados, se integran muy bien a los ritos de la mesa poblana: desde el brindis, hasta el postre.

Las mejores manzanas las seleccionamos y empacamos por color y tamaño para comercializarlas en cajas, o, a granel. Nuestras actividades generan más de 200 empleos permanentes, siendo los habitantes de la región, los más beneficiados.

Dentro del proceso de elaboración de la sidra, está la extracción del jugo de las manzanas en el mayu, donde se presionan hasta que se rompa el fruto y se forme la pasta de donde se extrae el jugo.

Empleando los procedimientos que dicta la tradición asturiana, para el proceso de fermentación, el jugo de la manzana se concentra en barricas de madera por un tiempo aproximado de doce meses. En la construcción de las bodegas, empleamos mano de obra local y materiales de la zona. 

Para su degustación, la sidra debe ser escanciada: tirada desde lo alto para que «rompa» al caer en el vaso y ser consumida en el acto, no debe servirse más, de lo que pueda beberse de un trago. El sabor de la sidra variará en función de la calidad de la manzana, de la cantidad de sol que haya recibido y del cuidado y manejo del fruto.

Para mantener la calidad y el sabor de la sidra, después de la fermentación se cambia a otras barricas, procediéndose a un control frecuente para vigilar su añejamiento. Hoy en día, es común decir que la sidra es un vino de manzana.

El consumo de la sidra embotellada responde a costumbres, y procesos de la comunidad, a su forma de vivir, de trabajar y de divertirse, también a los principales aspectos que rodean su elaboración: la calidad de las materias primas y su proceso de su fabricación.

Algunos autores dicen que la sidra ya era conocida por los hebreos, egipcios y griegos. Plinio hablaba de bebidas hechas con peras y manzanas. Estrabón dice que los Astures aprovechaban la sidra porque tenían pocas reservas de vino. Los visigodos la llamaban siker. Aquí, la línea de envasado de la siker.

En el aprovechamiento de la manzana, en cualquiera de sus fases, desde el cultivo hasta su comercialización, proporciona trabajo a un considerable grupo de mujeres, su inserción laboral tiene consecuencias importantes, ya que redunda en el progreso de la comunidad.

Conservamos las tradiciones poblanas y asturianas de nuestros antepasados, como la música, la gastronomía y las fiestas religiosas. La sidra, relacionada con actos sociales y festivos, no solo es una bebida, sino parte intrínseca de nuestra cultura.

La tradicional bebida de la Sierra Norte de Puebla, Manzanita Zacatlán, desde 1935 es el refresco favorito de las familias poblanas, igualmente la tradicional sidra Piloña. Desde 2010, elaboramos Puommo, un jugo de manzana espumoso de fino bouquet, adquirido en cuatro años de añejamiento en barrica de roble.

Por amor y sabor a México, con magueyes de la región producimos mezcales como Canto de Lluvia y 1873 Ferrocarril Mexicano, este mezcal en honor a la historia ferrocarrilera de Esperanza. Dentro de la línea gourmet, innovamos con el destilado de manzana Trasgu.