La Resurrección

De la mejor etapa del pintor de la reina Isabel, la Católica, el Cristo de La Resurrección reúne en el gesto de la mano derecha a la Trinidad, la cual cobija la experiencia mística. Envuelto en un manto rosado revela los estigmas, que fueron pintados con gran realismo. La figura sostiene en su mano izquierda, la cruz con el gonfalón o estandarte victorioso sobre la muerte.
El rostro sereno dirige la mirada tanto al Padre Eterno, fuera de la tabla, como al fiel en el mundo. Rodean a la figura central tres soldados con armas que en el siglo XVI español eran las más modernas: ballesta, espadas y lanzas. Detrás, el horizonte con tonos azules y verdes, así como la luz lechosa dan cuenta de la formación flamenca del artista. La composición en distintos planos diferenciados por la iluminación advierten también el arraigo a la tradición española.
Es probable que la obra provenga del retablo de la capilla que mandara erigir Sancho de Castilla en 1508 para la iglesia de San Lázaro de Palencia. El retablo quedó dividido en 1945 luego de la desacralización de la Iglesia. Unas tablas pasaron al Museo del Prado y otras a la Galería Nacional de Arte de Washington.
La Resurrección de Museo Soumaya tiene gran influencia de la obra que Piero della Francesca pintó hacia 1460 y que actualmente exhibe la pinacoteca de la ciudad de Sansepolcro en Italia.