La invasión de Luis XIV a los Países Bajos en 1678 fue una gran oportunidad política para Guillermo de Orange (1650-1702), quien ganó fama por abrir los diques e inundar los campos holandeses para detener el avance francés. Su audacia hizo que los protestantes ingleses lo llamaran en 1688 para gobernarlos. Con su coronación dio inicio el periodo formativo patriótico del arte inglés.
A fines de 1660, en compañía de su padre, Jan Wyck llegó a Gran Bretaña y se quedó en la isla hasta su muerte. En el reinado de Guillermo III ya tenía una notable reputación como pintor de batallas y del tema que por excelencia sería pionero: los cuadros equinos.
De colecciones privadas en Portugal llegó este paisaje histórico a Museo Soumaya cuya placa sobre el marco reza: The French Army crossing the Rhine [Paisaje con la armada que atraviesa el Rin]. Las representaciones sobre este tema son muy variadas, sólo la de Joseph Parrocel (1646-1704) en el Museo del Louvre mantiene semejanzas con la de Wyck, aunque la más conocida es la versión del flamenco Adam Frans van der Meulen (1632-1690).
El investigador Eduardo Báez indica que los uniformes de caballería son afrancesados, mientras que los cascos del ejército contrario semejan a los que se utilizaban en Europa central.
La naturaleza domina la escena. Los batallones marchan en columna y se preparan para atacar. En la orilla se alistan barcas para el transporte de los soldados, mientras un abundante cuerpo de caballería, en hileras cerradas, se interna en el caudal.
Al liberarse de las aguas y en pleno asalto, el grupo se dispersa. Desde la maleza, la infantería enemiga abre fuego con sus fusiles y algunos jinetes responden con mosquetones. La emblemática batalla sobre los Países Bajos, señera del expansionismo galo, quedó testimoniada en este lienzo neerlandés hoy mexicano.
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