Para la sociedad novohispana, el Canal de la Viga fue una arteria comercial de primer orden por donde se trasportaban, de manera directa a la capital, productos de Xochimilco y Chalco. Representaba también un paseo muy popular hacia Iztacalco, al sur de la Ciudad de México.
Éste es uno de los cuadros que se conocen del periodo virreinal con el tema de la vida cotidiana. Cuenta la llegada al pueblo de Iztacalco, la tarde del martes 1 de mayo de 1703, del virrey don Francisco Fernández de la Cueva, duque de Alburquerque, y de su esposa doña Juana de la Cerda.
Contamos con datos precisos: la pintura describe el momento del desembarco de los virreyes que, según crónicas de la época, serían después trasladados a los festejos del pueblo de San Agustín de las Cuevas (hoy Tlalpan), cercano a Iztacalco. Observamos en primer plano a dos personas que, sentadas bajo un toldo, destacan su importancia. Aderezan este asunto central una serie de objetos; personajes y escenas de su tiempo son descritos con minucia: trajineras, chinampas y forlones; alabarderos y guardias militares; vendedores de loza, comida y fruta; caballeros en duelo o galanteo, entre otros. A lo lejos, pero con plena ponderación plástica, están los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.