Las pinturas de la serie a la cual pertenece “Salón con escalera” tienen como referencia telones escenográficos que se utilizaban como fondo para fotografías de retrato en un antiguo estudio de Tucumán. Los fondos alegóricos, como se los llamaba, representaban ambientes palaciegos cubiertos de cortinados, escaleras, balcones, y ornamentos. Se trataba de pinturas anónimas y sin ninguna pretensión artística, donde la técnica estaba puesta en función de generar un efecto óptico, lo que se dice un trampantojo.
Me interesan estas referencias percibiéndolas como un repertorio de escenarios fantásticos vinculados a la ciudad y su imaginario. Escenarios que llaman a la fantasía y generan la ilusión de estar en otro lugar. Como si fueran una versión antigua de un croma o los filtros que usamos en la actualidad para decorar el fondo de nuestras videollamadas.