Kuélap en la mirada de Heinz Plenge

El famoso fotógrafo especializado en patrimonio Heinz Plenge ha visitado Kuélap desde 1971, logrando ilustrar -hasta la fecha- el mosaico histórico de este excepcional monumento arqueológico, centro de la cultura Chachapoya. Esta exposición fotográfica documenta la singularidad del monumento principal, captando la esencia de una civilización majestuosa y su intrincada relación con su entorno visible y espiritual.

Plenge presenta una exploración visual de cómo la cultura material es preservada por los registros arqueológicos científicos y al mismo tiempo mantenida viva por la expresión viva de sus herederos: las comunidades y los Maestros, maestros curanderos, que mantienen una antigua y profunda conexión con el lugar sagrado. Las fotografías de Plenge nos permiten viajar en el tiempo como testigos del legado perdurable de una civilización que combina con maestría el patrimonio material e inmaterial.

Durante una expedición de caza en Kuélap en 1971, la repentina aparición de una hembra de venado conmovió profundamente a Plenge, que decidió abandonar la caza para siempre -pasando de disparar con escopeta a hacerlo con cámara- y dedicarse plenamente a la defensa del Patrimonio natural y cultural. Con esta imagen comienza la obra de Heinz Plenge, partiendo del excepcional paisaje de la zona de Kuélap, el monumento arqueológico más importante del noreste peruano, que figura en la lista indicativa del Patrimonio Mundial UNESCO.

Nos acercamos a Kuélap por el aire como lo haría un pájaro. La primera mirada sobre el lugar abarca el paisaje circular de la montaña, la arquitectura, la selva alta amazónica y las bromelias que suministran agua. ¿Puedes reconocer al personaje de la foto? (acércate al centro de la imagen)

Acercándonos podemos ver la forma ovalada de una muralla que contiene estructuras funerarias y corona la cima de un majestuoso Apu (montaña) al atardecer.

Al acercarnos al yacimiento por la mañana temprano, nos recibe el majestuoso muro frontal oriental con su entrada monumental orientada hacia el equinoccio. La muralla se ilumina con los primeros rayos del sol naciente creando una impresionante escena de bienvenida que hace que el visitante se sienta pequeño y humilde ante un paisaje tan poderoso.

Una vez cruzado el muro de protección y atravesado el recinto, podemos descubrir y observar arquitecturas y recuerdos de vidas pasadas: aquí la forma curva de una gran plataforma que serpentea entre la naturaleza circundante. Gracias a sus texturas y colores se integra armoniosamente en el paisaje natural.

La puesta de sol revela la singular cantería que rodea uno de los principales templos de Kuélap, y despierta la memoria de los antiguos habitantes Chachapoya, reavivada por la presencia en esta imagen de sus herederos contemporáneos: su objetivo es proteger un entorno intacto y y rendir culto a los antepasados eternos que se hacen visibles en el crepúsculo del día.

Un rayo de luz atraviesa el bosque nuboso, desvelando un recuerdo de la vida cotidiana tal y como pudo suceder en la época chachapoya y tal y como aún hoy se mantiene viva en algunos pueblos. Un pastor pasea a su lama por el pastizal, cruzando el espacio urbano de Kuélap con la actividad rural de una forma inesperadamente armoniosa.

El laberinto de muros que rodea un edificio restaurado en Kuélap resalta la forma urbana del lugar, pero también revela la atmósfera oculta de actividades más privadas. Tras la puesta de sol, la chispa de la noche en torno a las chimeneas domésticas de repente se hace visible.

Ya en 1893 un estudio del arqueólogo suizo Adolph Bandelier demostró que los Chachapoyas eran una civilización autónoma y proporcionó el 1er relieve arquitectónico del sitio. Continuando su legado, el arqueologo y antropologo Alfredo Narvaez realizo el estudio arqueologico mas extenso e informativo entre los siglos XX y XXI, continuado posteriormente por Jose Bastante. En la imagen aparece uno de los alumnos de Narváez, limpiando las ofrendas cerámicas relacionadas con un contexto funerario.

En esta piedra aparece una figura multizoomorfa, que integra diferentes atributos de los animales en un solo ser. La figura muestra la cabeza de un cóndor amazónico, una cola de felino y una pata de serpiente, simbolizando la unificación de la cosmovisión andina de los tres mundos: 1) Hanan Pacha, el mundo superior representado por el cóndor, 2) Uku Pacha, el mundo inferior, representado por la serpiente, y 3) Kay Pacha, el mundo del aquí y ahora, representado por el Jaguar.

En esta escena, los maestros curanderos de la tradición Chachapoya, utilizan plantas medicinales de los bosques que rodean los lugares sagrados para preparar remedios y realizar ceremonias que buscan el bienestar integral de las personas.

No sólo las plantas, sino también animales como el conejillo de Indias (Cuy) forman parte de las ceremonias de diagnóstico durante las cuales el mundo espiritual del monumento y su sacralidad inspiran al Maestro en la lectura e interpretación de la enfermedad del paciente. El conejilto de Indias Cuy es un dispositivo médico que se aplica al cuerpo del paciente (fortandolo sobre la superficie del cuerpo) para reflejar su patología en el diminuto cuerpo del Cuy.

Esta escena representa uno de los últimos momentos históricos dramáticos de la vida en Kuélap antes de su abandono hacia la segunda mitad del siglo XVI. Un hombre salta de un punto a otro en actitud de combate expresando la desesperación de un último gesto. Desde ese momento el lugar ha estado envuelto en el misterio durante muchos siglos.